The End

domingo, 4 de septiembre de 2011
Esta es una pequeña historia que escribi hace un tiempo, le puse así por una canción de Laura Jansen en la que me inspire para escribir.
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La canción que sonaba por la radio del viejo automóvil de Michael hacia a Anika pensar si aquello era un presagio sobre el fin de su relación, es que solo las pequeñas señales que antes ignoraba brillaban como señales de neón frente a sus ojos.

Lo primero que noto fue la distancia con que Michael la trataba, fue en aquella tarde en que paseaban por las calles, hojas doradas caían de los arboles alrededor de ambos y el viento frio la hacía caminar aun más cerca de él. Iban abrazados y a la vista de los demás viandantes parecían una linda pareja enamorada, pero ambos estaban callados, envueltos en un tenso silencio que le provocaba querer gritar de desesperación.

Luego venia la fría indiferencia con que la trataba muy diferente a la tierna preocupación que antes él le prestaba, tal vez era su culpa, muchas veces ella le había recriminado que la ahogaba y ahora Michael cada vez estaba mas y mas apartado de ella, prácticamente la ignoraba.

Y por ultimo estaban las mentiras, las veces en las que cuando ella le preguntaba si se reunirían él la eludía diciéndole que debía estudiar o algo parecido. Anika le creyó hasta aquella tarde mientras estaba en uno de sus paseos paso fuera del café donde ellos solían pasar el tiempo compartiendo bromas y besos. Michael estaba con otra chica, ambos reían y por la manera en que se miraban Anika tuvo que aceptar que él ya no la quería.

Así que cuando aquel día él la había invitado a salir, habían subido al automóvil de él y se dejaron tomar por aquel silencio tenso que parecía poder cortarse, ella miro por la ventana el paisaje que cambiaba, sorprendida reconoció aquel lugar donde todo había comenzado y con amargura pensó que en ciertas ocasiones todo parecía estar en un círculo, no había un lugar tan perfecto para terminar con su relación que donde se habían conocido y donde por primera vez ella se enamoro.

Michael se aparco al borde del camino, le abrió la puerta y la ayudo a bajar, caminaron separados y casi sin dirigirse palabra alguna, hasta que llegaron a la orilla del lago y para tristeza de ella él comenzó a caminar hasta un viejo sauce, cuyas largas hojas tocaban las tranquilas aguas del lago. Ambos evitaban mirarse, así que se quedaron mirando el lago algo incómodos.

-No crees que romperme el corazón era suficiente-le dijo ella.

-Anika…Yo en verdad lo siento.

-¿En serio lo sientes?- le respondió con amargura-Creo que solo lo dices para suavizar las cosas.

-Sabes lo de Jenna.

-Prefería que me lo hubieras dicho en lugar de haberlo descubierto.

-Nunca quise herirte.

Ella había estado tratando de contener las lágrimas pero no pudo aguantarlas por más tiempo.

-¡Pues lo has hecho idiota!

Michael se quedo en silencio mirándola, sorprendido del brusco reaccionar de Anika que siempre era calmada y pocas se enojaba a causa de algo.

-En verdad lo siento.

Ella le dio la espalda y se abrazo a si misma intentando tratar de disminuir el frio que sentía crecer en su interior.

-Cuando te conocí aquí-comenzó a decir casi en un susurro y aun dándole la espalda-pensé que jamás tendría oportunidad de estar contigo y luego cuando me hablaste me sentí feliz.

Paro, él no hizo intento de hablar, se seco las lágrimas y lo miro a los ojos.

-Tan solo vete y déjame sola.- Respiro y endureció su voz.- Tan solo déjame en paz, debes estar feliz de romper corazones así como sí nada.

-Anika…

-¡Vete!- la voz de ella volvió a romperse.- ¡Vete y déjame en paz!

Ella le dio la espalda e ignoro todas las palabras vacías que Michael le dijo, él finalmente se dio por vencido y se marcho dejándola sola con su corazón roto.

Anika sintió como si su pecho se quebrara, como si todas sus costillas estuvieran rotas, dejo las lagrimas escapar libremente y se apoyo contra el viejo sauce hasta que ya no le quedaron lagrimas. Se quedo allí hasta que oscureció y luego se marcho a la parada de colectivos, cuando abordo uno se fue con la esperanza de que un día repararía su corazón.

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